lunes, 20 de noviembre de 2017

JOSE GARRIDO DEJO SABOR DE TOREO CARO EN ACHO




En la tercera de abono no brilló el sol ni brillaron los toros...

Escribe Martín Campos

Lima, Plaza de Toros de Acho, domingo 19 de noviembre. Tarde nublada para algo más de media entrada en los tendidos la de esta tercera de abono donde se lidió un encierro de la ganadería nacional de Santa Rosa de Lima, propiedad de don Alfredo Galdós. Corrida bien hecha, desigual de presentación, acapachada, gorda y de cara chata. Mostraron las reses sosería, poca raza y faltos de casta con más de una complicación por mansurrones, como el segundo que fue imposible. Se vinieron abajo pronto. Destacaron el cuarto y sexto sin llegar a ser buenos.

Hizo el paseíllo la terna conformada por Paco Ureña, Manuel Escribano y José Garrido, que confirmó alternativa por lo que adelantó turno. Por lo que los presentaremos en el orden que salieron.

José Garrido, saludo en sus dos toros.

Paco Ureña, saludo y silencio.

Manuel Escribano, silencio y saludo.


Se cortó la coleta el buen torero de plata Hernán Mamani Castorcito luego de 38 años de trayectoria. Compartió cuadrilla con su hijo Alonso Mamani a órdenes de Manuel Escribano.

Dio gusto ver en Acho al matador de toros en retiro  Raúl Gracia “El Tato”, apoderado de Manuel Escribano.
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Acho volvió a ser escenario de confirmación de alternativa. Como sabemos fueron los nacionales Guillermo Santillana el año de 1986; Raúl Mendiola en 1990, como también Flavio Carrillo un año después, los que confirmaron en el coso rimense. Esta vez el confirmante fue José Garrido quien cumplió en Lima su cumpleaños número 24.



José Garrido, desmonterado y trajeado de sangre de toro y oro, salió por delante pues el padrino Manuel Escribano le cedió el turno tal como corresponde por la ceremonia de confirmación.
Recibió a Talentoso, un negro listón de 486 kgs., feo de tipo, chato de cara y capacho por lo ligeramente  caídos y abiertos sus pitones. Arremete contra el burladero y se desvaina del pitón derecho quedando con signos de conmoción.  En clara declaración de intenciones, el diestro va a plantar recibo en la puerta de los sustos, con la larga cambiada a porta gayola, ya de pie, son a por verónicas los lances de capa. David de la Barra bien con la vara que apenas queda en un puyazo. En banderillas se toma su tiempo el toro quedándose parado sin acudir. Tras la ceremonia de confirmación, el brindis es al público en los medios. Siempre en actitud, principia de rodillas en los medios pegando tres derechazos alargando la mano rematados con el de pecho siempre genuflexo. El toro no muestra codicia, es soso y es más lo que atropella de lo que embiste por sus falta de raza y casta. Desplante a un toro que no humilla ni colabora. Todo lo hace el espada que está por encima del manso que es de nula transmisión y pega derrotes con la cara arriba. Manoletinas buscando no quedarse sin tendido que son ajustadas y en las que por el derecho se le vence, en una cae el diestro y mantiene al margen a los de la cuadrilla. Al natural la cosa no cambiaría. Coge la espada y se perfila sobre las rayas entrando en la suerte natural para colocar una entera de la que dobla rápido el toro.


Con el negro burraco que salió sexto cerrando la tarde de nombre Preciado, de 505 kgs., mostrando buena lámina y juego superior al de sus hermanos. El saludo es por mandiles juntos los pies y con los brazos semi doblados los lances por esta suerte van muy toreros. Luego del trámite en varas quita por chicuelinas vencidas por el ajustón que le imprimío el toro en cada una.
Lo mejor vendría con la franela pero por el derecho que es el pitón del toro. Deja en cada derechazo que instrumenta sabor de toreo caro, pues son largos y templados, mandando al cornúpeta que sin humillar del todo se entrega y acude pero no llega a romper por su escasa transmisión. Allí surge la capacidad del torero para conducirlo y administrar los tiempos y espacios aprovechando el son y nobleza del animal. Condición que por el izquierdo no equipara por lo que todo se sustenta por el lado derecho. Garrido, seguramente apuntado por alguien, recurre al efectismo de querer congraciarse con la gente cuando su toreo no lo necesita. Cambia el pasodoble que sonaba bien por la bullidora marinera perdiendo el hilo conductor que en ese momento tomaba su labor con el aficionado versado. Particularmente, lo he dicho innumerables veces, al suscrito no le agradan esos cambios. La música que acompaña la faena debe ser siempre el pasodoble, por lo menos en Acho. Con el triunfo en sus manos, y habiendo dejádose escuchar olés profundos, desaprovecha la oportunidad al elegir el terreno que el toro no pedía para su muerte. En los medios, le duda dos veces y pincha en ambas. Al tercero acierta con estocada honda y todo queda en saludo.






Manuel Escribano, vestido de azul rey y oro, recibe a Barbón, negro de capa, con más kilos de la corrida, toro bajo y corpulento, saludándolo con dos largas rodillas en tierra. Reincorporado se adorna por verónicas. El toro nos da la impresión de acusar defecto en una mano. El encuentro con el caballo es protestado. Quita por chicuelinas vistosas en los medios como preámbulo a su lucimiento con los garapullos con los que estuvo fantástico. Pares de mérito que el público supo agradecer. Pases cambiados muy ceñidos en los medios que prestan atención del respetable. Con la derecha le intenta pero el toro tiene fea embestida, le falta codicia y echa la cara arriba al final del muletazo. En uno le mete una mirada avisadora que el diestro de Gerena aguanta valiente. En los naturales lo deslucido lo pone el toro por su sosería y falta de raza pegándole el derrote mostrando sus malas ideas de manso descastado. Abrevia y luego de colocar espada tendida dos golpes con la cruceta lo despachan.


El cuarto, segundo de su lote, es Fusilero, negro de 502 kilos. Toro de mejor condición, que tuvo cosas buenas y supo emplearse en la medida que sus fuerzas le permitieron. Parado frente a la jaula lo recibe a portagayola mostrando su predisposición de entrega y por agradar. Sale del caballo de Angelo Caro con un solo encuentro cuando pudo entrar por el segundo pues metió el toro. Nuevamente se luce el matador banderillero con las tres suertes con los palos. Quita en los medios con el lance de Calesero y el remate es muy vistoso con la serpentina. Brinda  a la familia Galán en pleno. Con la muleta los derechazos van calando de uno a otro, encienden la música y el público se entusiasma. Crece en intensidad la faena con la segunda serie, al rematar con un desplante se descubre Manuel y el bicho casi hace por él. Por la izquierda la cosa pega menos brillo, más cuando echa mano de recursos para el tendido que para el toreo clásico que sabe dominar. Hay desplantes con la cara al tendido y hasta arroja la muleta y se descara con el pupilo. Faena corta de la que pudo extraer más para redondearla pues tela había. Prepara la suerte suprema con bernadinas que gustan por lo bien ejecutadas. Pincha en hueso al primer intento y al segundo clava algo pasadita. Lo animan desde el callejón y su cuadrilla a dar la vuelta al ruedo pero al segundo paso le pitan la intención y el matador desiste visiblemente contrariado.







Paco Ureña, es torero que se pedía ver en Lima como lo expresó el bocinazo de un aficionado de sol que le grita he venido por ti.
Sale trajeado de rosa y oro para recibir al echado en tercer lugar, mareo, negro listón y más chico del encierro. Toro complicado, que no colaboró. Se le cerraba mucho por el derecho, nada de transmisión ni humilla. Mostrando mucha entrega y actitud el diestro se dobla con  él para tantearlo pero acusa esa falta de casta y sosería el burel que no va decir nada en toda su lidia. Por la izquierda le intentó sin conseguir mayor entrega tampoco. Para destacar la buena ejecución de César Caro con la vara, citándolo y parando bien la cabalgadura.  El quite es por gaoneras que remata con revolera. Brinda en los medios más por agradar que por gustarle el toro. El inicio de faena con la franela es por estatuarios. Como ya mencionamos el toro tiene el defecto de vencerse por el derecho. Poca opción con éste como con el quinto otro imposible.



Es de nombre Mimo, el negro de 505 kilos que sale quinto lo saluda a por verónicas con sabor, abriendo el compás y gustándose. La revolera del remate es una pintura. Recibió un el toro buen puyazo de Rafael López. A sus turno el banderillero Saugar pisa mal y se dobla el tobillo por lo que toma su lugar saliéndose del reglamento el de la cuadrilla de Escribano, Juan Sierra, por lo que se le multa. El toro tiene poco o nada que ofrecer acusando intenciones de buscar abrigo pronto. Pese a la voluntad del diestro que logra uno que otro pase que lo justifica. Tres cuartos de estocada tras pinchazo bajan el telón de esta tercera de abono.

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Fotos: Martín Campos
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© Bocaderiego ∕ 2017 

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