Escribe Martín Campos, especial para Toros en el Mundo.
Cutervo,
Cajamarca (Perú), domingo 24 de junio del 2018. Con algo más de tres cuartos de
plaza y bajo brillo solar que se tornó en cielo nublado al final de la tarde,
se dio inicio a la primera fecha del serial de la Feria de San Juan Bautista de Cutervo, partiendo plaza en festejo
mixto, las matadoras Lupita López,
de México, y su par española Conchi Ríos
junto al becerrista peruano Joaquín Caro
que vistió de corto. Ante un encierro (novillos) conformado por reses de Santa
Rosa de Lima (dos) y de don Risell Parra (3). Complicados y con genio los
primeros, que mansearon; el primero noblote pero se apagó, el segundo rajado,
con menos complicaciones el tercero fueron reservones y cursaron la papeleta
ante los esfuerzos de las damas toreras. Destacó el echado en cuarto lugar,
segundo tocado en suerte para Conchi Ríos. Astado que tuvo la condición de
bravo, soportó puyazo largo de Yaco II y acometió a cada toque de la muleta,
transmitió y tuvo calidad en su embestida. Muy bueno el pupilo de Parra.
Detalles:
Reluciente la plaza de toros Jorge Piedra Lozada, el
ruedo alisado perfectamente no levantó polvareda.
Hicieron el paseíllo desmonteradas las matadoras lo
mismo que el becerrista Caro que vistió de corto.
Joaquín Caro salió por la puerta grande a hombros de
su tío el torero práctico Enrique Caro Chibolo de Lima, tras desorejar al
utrero que lidió.
Actuó como autoridad, el matador Miguel Rubio,
mientras que el alcalde provincial don Aníbal Pedraza presidió el palco
municipal.
Lupita López,
vuelta al ruedo y silencio.
Conchi Ríos,
silencio y silencio.
Joaquín Caro,
dos orejas.
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Tras varias horas de vuelos pues nos
encontrábamos fuera del país por unos días, llegamos nuevamente a tierras del
imponente Ilucán, el apu tutelar de
la ciudad de Cutervo, en la región de Cajamarca, al nor este andino del Perú.
Localidad eminentemente taurina como todo el resto de la región, nos recibe con
esa afabilidad y hospitalidad propias de su gente, y, como cada vez que
llegamos por aquí, nos sentimos plenamente a gusto para cubrir toda la feria sanjuanera
en exclusiva para ustedes, amables
lectores de Toros en el Mundo y Boca de Riego.
Ganosa y con mucha predisposición se
mostró la yucateca Lupita López, de
violeta intenso y azabache, estuvo
en la ciudad dos días antes aclimatándose. Mostró entrega y valor y muy variada
de finas maneras con el percal fiel a la tradición del toreo de su tierra.
Con el que abrió la tarde, de Santa
Rosa, poco es lo que pudo hacer pues, aunque noblote, se vino abajo apenas
saliendo del encuentro con el caballo. Estocada entera algo caída de efecto
fulminante.
Al segundo de su lote, tercero en orden
de lidia, un colorado de bonitas hechuras de Parra, lo lleva toreado a los
medios. El morito no se emplea en el caballo de Yaco II. El llamado quite es
por navarras que remata con brionesa. Sale haciendo hilo Alonso Mamani tras
intentar parear, al segundo logra colocar bien alzando los brazos. Oficio tiene
Lupita pero acusó perder distancias por momentos en una faena sin ligazón pues
el torito se reservaba y aunque metía la carita pegaba derrotes al final del
embroque invadiendo el sitio de su lidiadora. No estuvo acertada con la espada
y tras dos avisos por fin logra despachar al manso. Silencio.
Lupita López |
Conchi Ríos, de grana y oro, volvío al Perú luego de varios años.
Lo más importante de su actuación en esta nueva comparecencia en suelo inca fue
la faena a su segundo. Se dejó ver muy torera en los lances de recibo con el
percal ante el muy buen astado que salió cuarto, de Parra; un gran ejemplar que
tuvo la condición de bravo, metió en varas, acometió con fijeza y humillación
con el morro besando la arena del ruedo cutervino. Creció en la muleta por
ambos pitones, con recorrido y esa continuidad para buscar siempre el engaño de
la diestra murciana que pudo y debió extraer mucho más de ese maravilloso
aljibe de casta y bravura que tuvo frente suyo. Pasó las de Caín con el acero
para finalmente pasaportar al gran novillo de don Risel Parra que mereció por
lo menos arrastre lento.
Con su primero que salió segundo, negro
bragado y meano, fue vistoso el saludo capotero, de allí poco fue lo que
ofreció el astado y la torera. Se rajó pronto el de Santa Rosa y mansurreó.
Pasadita de faena se complicó al entrar a matar. Silencio.
Conchi Ríos |
Joaquín Caro es un niño apenas. Un púber de 14 años heredero de
una dinastía de toreros. Formado bajo la estela de su familia peruana en la
madrileña escuela taurina bajo conducción del maestro Pedro Prados El Fundi.
Con el convencimiento de ser quién quiere ser en esto del toro, demuestra
precocidad sorprendente para plantarse frente a las reses bravas. Hoy tuvo ante
sí a un utrero y no se amilanó. Por el contrario, lució unas maneras de torero
enrazado, con desparpajo solventó la exigencia que le proponía el de Parra.
Algunos momentos perdiéndole pasos por el aún entendible poco bagaje que no
deslucieron su actitud de novillero, de sobreponerse e ir a por todas. Esa es
la actitud que forja el temple de los buenos como él. Brinda a su abuelo, el
maestro Guillermo Caro, ante la mirada del resto de la familia que han venido
acompañándolo desde España.
Pase cambiado de Joaquín Caro |
De inicio puso a la gente consigo tras
esos péndulos con las botas atornilladas en la arena. Prosiguieron las series
ligadas por derecha y rematadas con los forzados de pecho, todo hecho con
torería y dejando ver buenas maneras. Sorprendente pues hasta parecía
placeadito pese a su incipiente surgimiento. Tanto fue su impulso que ya se iba
pasando de faena por lo que sus tíos desde el callejón le indican que abrevie.
Así lo hace y mata con una entera algo desprendida. Dos orejas merecidas que
pasea entre clamores. Es su propio tío, el torero aficionado Enrique Caro Chibolo de Lima quien orgulloso hace salir a volandas al benjamín
de la familia. Bien Joaquín, tenemos otro peruano a quien mirar y seguir.
MCF
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