Conforme lo expresamos ayer, va para aquellos que le mezquinaron reconocimiento apelando a señalarlo sólo como tremendista, hoy les ha callado la boca. No se puede torear de forma más inteligente, templadísimo y profundo. Figura de primer nivel Andrés Roca Rey
Escribe Martín Campos
Fue en medio del estival febrero de esta parte del mundo donde una agitada Bogotá reabría su Santamaría para dejar ver esa afinación de cuerdas imprimida a su toreo irrenunciable, ese de verdad prístina y valor inconmensurable que lo catapultó a las grandes ligas casi de un tirón, casi sin acomodar el desprolijo de sus años aún tiernos y que ahogaba de sobresaltos al mismo susto. Es que sí, lo vimos ya bajando la mano más que antes, templando y conduciendo la embestida de sus toros con su poderosa muleta. Su mismo padre, don Fernando, es dueño de esta frase confiada a nuestro buen Rafita Oliart en tierra rola: "hoy ha demostrado que sabe torear". Pero vaya que sí sabe, qué acaso se dudaba? bueno algunos seguramente de buena fe y otros de lo otro, porque ya sabemos cómo es la condición humana, más aún entre paisanos y aunque por lo menos yo siempre apelaré a que desterremos para siempre aquello de que "el enemigo de un peruano es otro peruano", pues para ellos ha sido dedicada la obertura brindada por el matador Andrés Roca Rey en Sevilla.
De la parte americana, tras su Acho natal que lo encumbrara por vez consecutiva como poseedor del afamado Escapulario de Oro del Señor de los MIlagros, ya mencionamos a Bogotá. Luego llegaría su abril mexicano arrollando en Monterrey, Texcoco y Aguascalientes donde sobreponiéndose tal su costumbre, a una corrida a contra estilo suyo, sobre todo en su primer toro que tenía a ratos solo media embestida pero al que Andrés recibió por verónicas, toreando con gusto y empaque, quitando por saltilleras firma de la casa con las plantas asentadas sin moverse apenas.
Construyó una faena sometiendo y metiéndolo en muleta, dejándole claro quién mandaba, con temple, lentitud pasmosa y la mano lo más baja que podría estar. Luego coronando todo con esa series últimas rematadas con pases de pecho en redondo deteniendo los relojes, culminando una faena llena de sapiencia y adquiriendo un fondo extraordinario. Bárbaro!
Primera comparecencia sevillana esta temporada
El sexto del envío no ofreció opción alguna a Roca
Rey, que pese a ello se tiró de rodillas para torear por verónicas en el saludo
capotero. La faena de muleta no tuvo más historia que la firmeza de plantas
y la seguridad de Roca Rey frente al de Cuvillo, que se
aplomó y no regaló ni una embestida al peruano.
La puerta soñada y la más esquiva de todas
Aquellos que le mezquinaron reconocimiento apelando a señalarlo sólo como tremendista, hoy les ha callado la boca. No se puede torear de forma más inteligente, templadísimo y profundo, encajado y hondo. Figura de primer nivel Andrés Roca Rey, escribimos ayer en Face, con el apuro que contenía la emoción al final de la corrida.
"Descreído" perdió las manos ni bien salió del caballo y con mucho criterio -para qué prolongar lo que no puede ser?- el Usía mandó cambiarlo. Salta el sobrero también de Cortés, lleno de carnes con casi 600 kgs a vista, negro salpicado, con registro de pila como "Soleares", toro vasto y estrecho de sienes, montado cuesta arriba, gustó el toro que apenas fue señalado en varas con dos puyas anotadas.
No insiste Andrés para el quite, ve toro y quiere cuidarlo, pese a que nos dejaba con las ganas de paladaer sus saltilleras blandiendo la capa, o esas chicuelinas de manos bajas o, mejor aún, aquél lance-pase como si al natural se tratase en esas bautizadas por el fervor público como "andresinas". No, ayer no hubo tiempo para eso que de lo cual ya se sabe aunque nunca cansa ni cansará verlos de sus manos portentosas. Brindis al público que ya conecta con el espada, privilegio de no muchos a través de la historia, idilio a primera vista que el fulgor empático reditúa desde su temprano anuncio en los carteles. Como tan claro ve a cada toro, a este lo principia trasteándolo con cuatro ayudados por alto, a pies juntos y atornillados, estatuarios, "pases de la muerte", como se conocián de antaño. Erguido, enhiesto, plantado al albero con esa fuerza magnética que sobrepasa la física. Toca la punta de la franela resistida a desbaratarse por las arremetidas de un aguafiestas Eolo queriendo interponerse de pura envidia ante el emergente divino que acaso lo destrone a él y a otros míticos del olimpo táurico más temprano que tarde. Pase por la espalda ligado con el de pecho que despierta la primera ovación. Al siguiente intento le rehuye el manso que larga la huída a los toriles, el diestro tras él y allí en esos terrenos, con supina inteligencia, lo sujeta con mando y mano baja para templar cada embestida, que así como se la ha puesto, el morlaco acomete la pañosa andresista. La música entonces ya no es un elemento más, se deja oír acompasando el eco de latientes olés bajando desde las gradas mestranzas.
Andrés acalla todas las voces sobre él discordantes, sella las bocas profanas que le mezquinaban proezas y aciertos. A silenciado esos conciertos inmutables de los reacios, destellando, entre las sombras de lo incrédulo, con su toreo pleno, profundo y hondo; vaciando la embestida en cada muletazo largo, larguísimo y despacioso barriendo los lomos de su oponente de pitón a rabo con soberbios do de pecho. Estado de gracia, casi catatónico por la lentitud afiatada del pase que levanta toda Sevilla entregada como amor de adolescente. Circulares a sabiendas del triunfo grande que le avisora. Obra cumbre de nuestro paisano. Puñetazo casi perfecto al encuentro del que pese al amorcillamiento del cuadrúpedo, lo hace doblar por fin si necesidad de la cruceta que ya empuñaba el joven artista y que el público le pedía no utilizar.
Así las cosas y luego de la clamorosoa vuelta al ruedo y sabedor que la ansiada gloria, aquella que prodiga salvar a volandas la puerta del infante borbónico que abrieran por primera vez Dominguín, Ordoñez y Rafael Ortega. Esa Puerta del Príncipe buscada por todos los toreros y abierta cinco veces por Curro y Espartaco, respectivamnete. Con dos apéndices en la mano, el peruano era consciente que la tenía a un pelín para trasponerla él y hacer historia, no solo en nuestro Perú, el suyo que lo será siempre pese al nuevo pasaporte comunitario, sino en el mundo entero como laurel consagratorio y definitivo.
Pero Eolo por fin salió con su gusto y lo ha impedido en el sexto que cerraba tarde, mandó el dios del viento no solo su soplido perturbador sino que soltó un manso solemne con el que, pese a todo ARR buscó coronar la gloria jugándosela con el bicho decidido fiel a su costumbre. Lo pudo hacer y ya lo celebrábamos al final de ese remate a por manoletinas ajustadas que inclinaba la balanza y blandía la daga presta del puntillero tras el único despojo que hacia falta. Pero la animosidad eólica conjuró su vil maleficio esta vez en acuerdo con Urano para desatar ese aguacero que movió al público en busca de refugio y cuyos movimientos acaso distrajeron la vista del manso que dubitativo, según creo haberlo visto, no se fijó bien en el engaño al momento de entrar por el espadazo. Lástima y desazón pero que no alcanza para dramas, que recién empieza y llevará por mucho tiempo marcada la impronta y consolidación de esta novísima figura rutilante que es de Roca y es Rey, porque reinará plenamente en esto.
Para concluir
Decimos sin ningún sesgo chauvinista, y ya que, por
ejemplo entre otras cosas, se mencionó algo sobre las arrucinas que
caracterizan a ARR, cito las palabras del maestro Esplá justamente la tarde de ayer:
"ejecutar la arrucina es muy difícil porque coge poquísima tela, yo no la
haría..." Decir que hoy en día es el mejor torero ciertamente podría sonar
exagerado pero no lo es de la forma cómo lo expresa mi paisano Fernando Farfán
pues se refiere al torero contundente que es hoy por hoy ARR, que ha "dado
un vuelco de tuerca" a los consagrados sacándolos de su cómodo letargo (no
en vano alguien como Castella sale decidido hoy a ponerse frente a la jaula
para recibir a su primer toro pues sabía a quién tenía al lado apretando); el
peruano no solo es el que convoca a los públicos en todas las plazas que
cuelgan el "no hay billetes" sino que en lo que va de temporada casi
nunca sale de vacío, trasmite, emociona (qué otra cosa no es el toreo sino
emotividad) y torea de forma fundamental -conforme ya lo estamos viendo- a lo que
suma la impavidez de una personalidad singular que cala de manera unánime en
los tendidos. Si revisamos la historia encontraremos que pocos han podido
reunir por sí solos todas estas cualidades. Debemos sentirnos felices de tener
un torero de la tierra de esta magnitud, y pese a que recién empieza es portada
en todo el mundo taurino.
Ayer no se alcanzó la gloria, la formal, la que se anota en las estadísticas, pero aquella que de hecho ya alcanzó y que muy pocos podrían aún resistirse a reconocerle, qué duda cabe. Grande Andrés Roca Rey...gracias por llenarnos de felicidad y hacernos henchir el pecho rebosante de orgullo !! (MC)
© MCF.bocaderiego.blogspot.pe
(Fotos: Arjona y Diario ABC)
(Fotos: Arjona y Diario ABC)
Estimado Martín me siento orgulloso al igual que tu de tener un torero peruano de la talla de Andrés . No se si después de ver en Sevilla a un torero con fundamentos , cumpliendo con todos los cánones del toreo aun se atrevan a cuestionar su toreo aduciendo falta de arte. Yo particularmente haría una pregunta a todos ellos ¿ cual es su concepto de arte?.
ResponderBorrarComparto tu alegría y claro, dirán que los toreros no tienen nacionalidad pero yo diría que bueno, es un torerazo y encima con orgullo, es peruano.