El ganado de don Aníbal Vásquez, donde destacó el gran toro sexto que se ganó la gracia, y una terna recompuesta a último momento, mitigaron el sinsabor de estos días desconcertantes...
Por Martín
Campos
Cielo
parcialmente despejado nos recibe en la Monumental Jorge Piedra Lozada que luce
lleno su aforo siendo admirable la respuesta del público pese a sentirse
decepcionado por los sucesos acontecidos. Es tanta la afición de la gente aquí,
que a la sola presencia de un traje de luces se vuelcan ávidos a presenciar su
espectáculo favorito.
Siendo la
hora muy avanzada y tras abandonar el palco de la autoridad, el Juez de plaza,
en hecho insólito, fue reemplazado por un aficionado de entre el tendido.
Carlos Castillo nos explicó que luego de hacer sonar el clarín tres veces y no
ver que se asomaran las cuadrillas optó por dejar el palco.
Finalmente
a 20 minutos antes de las cinco de la tarde, partieron plaza la terna compuesta
de la siguiente manera:
Paco Ramos,
de azul gama y azabache: Saludo y silencio.
Nuno
Casquinha, de azul noche y oro, 2 orejas y ovación.
César
Bazán, El Yeta, de sangre de toro y oro , dos orejas y rabo simbólicos tras
indulto, en su primero, vuelta al ruedo a cuenta propia.
Se lidiaron
seis toros de Paiján, desiguales de presentación y juego, más de uno con cara de púber, destacaron el 2do. y 6to. que tuvo un gran lado derecho.
Casquinha
mostró sobrado oficio con mano poderosa ante sus toros que en otras manos
dejarían complicaciones por el punto de genio que llevaban, todo lo cual
solventó con suficiencia.
Paco Ramos
pechó con el menos favorable lote, su primero no terminaba de emplearse y el
que hizo cuarto pegaba gañafones y era muy mirón.
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El indulto
"Cafetero" que cerró tarde, fue un gran toro de Paiján, venido de línea Santa Coloma, de ahí su
comportamiento y atisbos del pelaje cárdeno entrepelado que dejaba notarse en
su capa. Marcado con el N° 674, negro,
bien hecho de pitones, en tipo. Tuvo movilidad, recorrido y gran lado derecho
que sin terminar de humillar del todo iba fijo y pasaba con calidad.
César Bazán
“El Yeta” recibe al correlón arriba reseñado, que también pegaba la vista la
tendido, con buen saludo capotero. Josep Rojas señala en buen sitio la vara.
Quita El Yeta por navarras y se adorna con el farol. Clava bien Ronald al que
apresta en el quite oportuno Denis Sánchez. La faena se consolida y adquiere
tono alto por el pitón derecho que es el del toro. Doblones bajando la mano
para llevarlo por fuera, ya en los medios son jaleados los derechazos con un
Yeta llevándolo bien aprovechando la movilidad y clase del toro. Por la
izquierda es por donde las cosas resultan distintas, es notorio la falta de
acople por ese pitón como lo reconoció el propio matador en gesto de
honestidad. Consciente de su limitación por ese lado, vuelve a la diestra y
repone el idilio con el respetable, la música local alegra aún más el
generalizado beneplácito y la característica futbolera en el tendido se
manifiesta por medio de las olas cuando la penumbra asoma en la plaza que se inunda del
resplandor que emiten miles de
celulares. Sale al tercio el heredero de la ganadería, Nicolás Vásquez, con
pañuelo en mano pidiendo la gracia para su pupilo que hace eco inmediato en el
público acrecentando la petición que finalmente es concedida por el
reemplazante usía. Qué grande es la fiesta de los toros que siempre se
sobrepondrá a los incovenientes y dificultades.
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Sobre lo vivido en esta feria de Cutervo nos ocuparemos en extenso y con total objetividad en breve.
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