Triunfador de la primera de abono el matador nacional tras su reaparición en Acho luego de dos temporadas...
Escribe: Martín Campos
Plaza
de Toros de Acho, domingo 4 de noviembre del 2018. Primera corrida de toros de
la Feria del Señor de los Milagros. Con media plaza se abrió la temporada
limeña por excelencia. Se corrieron toros de La Viña, con juego variado,
desiguales de presentación, nobles, blandos de manos algunos, alguno soso y tardo otro, pero que en líneas generales se dejaron.
Juan
Carlos Cubas, oreja y oreja.
Diego
Silveti, silencio y silencio
.
Román,
silencio y oreja.
Detalles
Dos
ceremonias de confirmación tuvo a cargo el matador peruano Juan Carlos Cubas al
hacerlo con Diego Silveti (toro Embrujo)
y con Román (toro Forjador)
El
público truncó a viva voz la pretendida vuelta al ruedo dictada para el sexto
que cerraba tarde.
Desacertado
Román suponiendo que Acho es plaza donde se puede mandar cambiar la música en
gesto para congraciarse con el público.
Oreja
para Cubas protestada por un sector en el que hizo segundo de su lote.
Saludaron en el tercio, montera en mano los banderilleros Dennis Castillo y Edward Valdez y escucharon fuerte aplauso Alan Díaz, que demoró en salir, y Ronald Sánchez.
Saludaron en el tercio, montera en mano los banderilleros Dennis Castillo y Edward Valdez y escucharon fuerte aplauso Alan Díaz, que demoró en salir, y Ronald Sánchez.
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El mexicano Diego Silveti, de blanco y plata, torero dinástico que actuara como novillero hace siete años en Acho, confirmó la alternativa de matador de toros al recibir el turno de parte de Juan Carlos Cubas ─muchos aún no digieren esto de las confirmaciones en nuestra plaza─, puntos a favor y en contra y cada quien su parecer. Para nosotros, considerándolo accesorio, tampoco nos quita el sueño.
Tuvo
en “Embrujo” un animal noble y que acudía, volviendo a los engaños con cierta
clase, sobre todo en la pañosa. Apelando a la fórmula no escrita pero dictada
por el oficio, que indica fijar al toro con la muleta obligándolo a embestir de
manera continúa sin variar su forma de embestir. Con ello, consiguió el matador
azteca poner play a la música y entusiasmar al graderío. Antes, en el tercio de
banderillas, se luce como siempre el de plata Denis Castillo que parece
recuperado de una dolencia en el pie. Sale a saludar montera en mano. Para el
final fueron las ajustadas bernardinas en las afueras como en la querencia. Dejó
ir el tocar pelo al propinar estocada muy baja y en desdoro de lo antes hecho.
Silencio.
Silencio
que también escuchó tras despachar a su segundo oponente, el salido quinto,
abanto y blando de remos, que se dejó ver y mejoró luego del tercio con los
garapullos (estuvieron parejos y bien los banderilleros en toda la tarde en
general). Edward Jorge Valdez coloca buen par y es autorizado a recibir
ovación. Faena prolija pero al hilo del pitón, no le intentó poderle para
rematar el muletazo haciéndose ver desangelado a ratos para con la parroquia. Circulares
cuando la res ya se quedaba. Esta vez el remate fue por manoletinas. Estocada
entera en buen sitio de la que demora el bicho en doblar.
Asentado,
colocado y firme estuvo el matador nacional Juan Carlos Cubas, verde manzana y
oro, ante su primer oponente, el echado segundo del cual se encargó al ceder el
turno al primer confirmante de la tarde, el mexicano Silveti.
El
de La Viña de nombre “Viajero” herrado con el # 5 y con 532 kgs., negro y en
tipo que salió desatendido, sin acometida clara y que en muleta siempre fue
retrasando la embestida. El matador de casa tuvo la solvencia para mostrarle la
franela por delante e incitarlo para ligarle unas buenas series jaleadas. Faena
justa haciendo las cosas bien. Media estocada que bastó y a cobrar un despojo.
Con
su segundo, que saliera cuarto ─ya se había anunciado en la pizarra el orden en
que lidiaría por esto de las confirmaciones─, con menos cara del encierro y terciado, las cosas se le presentaban menos halagüeñas, desentendido de inicio
y cobardón, cambió luego del encuentro con el montado. Brinda a su hermano haciéndolo salir del callejón. Con la mano a media altura logró extenderle el recorrido en muletazos que se agradecieron desde los tendidos. Por la izquierda la cosa se acompañó por la música. Falta esa cuota de poder con éste que cierra y con el que pudo intentar más. Estocada corta que las
hadas de la fortuna le colmaron de suficiencia para pasaportar al toro cuando
algunos ansiosos le pedían vaya por la cruceta. Se lo piensa el usía, parecía
imperturbable en su determinación pero finalmente concede la oreja que para
algunos del 13 y 14 no se justifica.
El
valenciano Román Collado Román, de mercurio y oro, derrocha tal simpatía que lo
hace conectar con el público desde los inicios. Debutaba en Acho como matador
de toros. De reciente y reiteradas visitas a las ferias del interior del país,
es torero que sin ser excelso ni portentoso, tiene la cualidad de la prolijidad
en su toreo. Mas sin embargo, le resta echarse en actitud pueblerina buscando el rédito del recurso de cara al tendido. Ganoso y predispuesto, de hinojos recibe al tercero “Forjador”,
castaño con 498 kgs. en báscula, toro noble que acabó sin brillo, con embestida
desganada y sin gracia. Le faltó algo más de alegría y chispa. Luego de
brindarlo en los medios y recibir una fuerte ovación, el de La Viña acusa el
mismo defecto de alguno de sus hermanos, entierra los pitones en la arena y se
quebranta. Lo porfía con alardes para el tendido pero no hay conexión ni
vuelto. Tras dos pinchazos arriba, lo pasaporta con el de acierto. Silencio.
El
que cierra tarde es “Solapo”, toro negro, que también duda por dónde acometer.
Embiste con la carita arriba. Se arranca con fuerza al caballo de César Caro,
su sobrino Ángelo cuida la puerta. Son los Caro, pero de los que no necesitan
echarse a medio mundo encima. Destaca en los rehiletes Alan Salvador Quispe Díaz.
Debe desmonterarse pero tarda en salir y su matador ya estaba en los medios
ofreciendo la muerte del toro. Noble el animal cuya virtud aprovecha Román para
pegarle buenas series ligadas que resultan mejores por naturales. La luz
natural decae por completo (las dos confirmaciones alargaron unos minutos todo).
Mal el valenciano al hacer cambiar el pasodoble por la marinera en actitud
pueblerina. Peor el juez que no enmienda el desatino. Molinetes van al final. Estocada
en buen sitio. La plaza no se llena de pañuelos lo que es pésima costumbre no
mostrarlos para cuando se piden los trofeos. El Juez concede el apéndice y se equivoca en dictar vuelta
al ruedo al toro. Para todo hubo.
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